Institut Ramon LLull

Joan Perucho, entre vampiros

paperllull.  BARCELONA, 04/10/2020

El escritor y crítico Julià Guillamon, comisario del Año Perucho, pone en contexto la figura del poeta, novelista y crítico de arte, bibliófilo y gastrónomo Joan Perucho.




Joan Perucho tendría cien años! Y este 2020 tan extraño, que parece salido de una película de ciencia ficción de la guerra fría, se celebra el aniversario. Perucho imaginó plantas antropomórficas invasoras, monstruos que vivían en bibliotecas, aguas mágicas que se comían los metales y hacían hablar en verso quienes las tomaban en balnearios decadentes: nada de lo que era mágico le era extraño.

Nacido en el barrio de Gracia de Barcelona, ​​en 1920, formó parte de la generación del cine popular y del quiosco. De pequeño estaba fascinado por Belphegor, el fantasma del Louvre; Raffles, el ladrón de guante blanco; Boris Karloff, el barón Gregor en The Black Room, torturado por la profecía; el vampiro Nosferatu, inadaptado y blanquecino: figuras de la cultura popular que los surrealistas incorporaron a su imaginario poético. De mayor, fue amigo de los pintores Joan Miró, Joan Ponç y Antoni Tàpies, editor de libros de magia, autor de poemas que hablaban de médiums y apariciones, de novelas que proponían viajes en el tiempo y exorcizaban, a través de la figura del no-muerto, vestido con una capa negra y roja brillante, los terrores de la guerra civil española que marcó de lleno su generación: en 1936, cuando estalló el conflicto, era un chico de quince años.

En la posguerra europea, la literatura fantástica no tenía muy buena prensa: se consideraba una evasión. Perucho forma parte de un grupo de autores contracorriente: Jorge Luis Borges e Italo Calvino, Isak Dinesen y René de Obaldia, Julio Cortázar y Dino Buzatti, Adolfo Bioy Casares y Roger Callois. En España, bajo el régimen de Franco, que duró más allá de su muerte en 1975, los años sesenta fueron el gran momento de la literatura comprometida. Perucho quedó en tierra de nadie, como un escritor caprichoso y excéntrico. Es en la perspectiva internacional, que sus aportaciones son más incontestables. Los años sesenta en Europa es la época de Federico Fellini, de Roger Vadim y del Alphaville de Jean-Luc Godard. De las ediciones de Jean-Jacques Pauvert y de Éric Losfeld, del cómic Barbarella, del pop art. Perucho conecta en su triple faceta de poeta, novelista y crítico de arte.

Publicada en inglés en 1992, y aparecida posteriormente en un puñado de lenguas, Les històries naturals (1960) es la obra más conocida de Perucho, que Harold Bloom incluyó en El canon occidental. Con el pretexto de una guerra del siglo XIX -una de las guerras civiles sangrientas que, periódicamente, se repiten en la vida española- Perucho cuenta la historia de un hombre de la Ilustración, un naturalista impermeable al misterio, que a través de la aventura descubre la poesía y el amor. Hay un vampiro que hace pensar en el conde de Krolock de El baile de los vampiros de Roman Polanski y en el Nosferatu de Werner Herzog. Es la novela más redonda de Perucho, que combina historia, magia, poesía y humor. Antes había publicado Llibre de cavalleries (1957), de la que existen también algunas traducciones a otras lenguas: un viaje en el tiempo que recuerda Un yankee en la corte del Rey Arturo de Mark Twain y Todos los fuegos, el fuego, de Julio Cortázar.

Perucho era un hombre de una curiosidad inacabable. En los años cuarenta y cincuenta, cuando sólo escribía poesía, introdujo en catalán la obra de Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Paul Éluard y Henry Michaux. Un poema de Paul Éluard, "Enterrar i callar", inspirado en un grabado de Goya da la serie de Los desastres de la guerra, se encuentra en la base de su interpretación de la guerra civil: ante la crueldad y la matanza , sólo queda enterrar y callar. En 1954 publicó el primer cuento, "Amb la tècnica de Lovecraft". Fue la primera vez que se habló en España de este autor norteamericano: Perucho la había descubierto en una edición francesa y se convirtió en un gran defensor y propagandista.

Fue bibliófilo y, una parte muy importante de su obra se basa en libros raros y curiosos de su biblioteca personal, de los que sacaba argumentos y personajes. Fue gastrónomo: junto con Nèstor Luján escribió uno de los primeros libros de gastronomía de la posguerra: El libro de la cocina española, gastronomía e historia (1972). Luján y Perucho defendían una visión suntuosa de la cocina, basada en la sabiduría culinaria tradicional, en contra de la nouvelle cuisine. Como crítico de arte en la revista Destino, entre 1960 y 1968, defendió el arte mágico del grupo Dau al Set y dio voz a la generación de los artistas del nuevo realismo y del pop art. Dirigió la colección Biblioteca de Arte Hispánico de la editorial Polígrafa donde publicó, en ediciones multilingües Gaudí, una arquitectura de anticipación (1967) y Joan Miró y Cataluña (1968). También es autor, con Joan Miró, del libro de artista Les essències de la terra (1968).

Después de un periodo de silencio, en los años setenta, en 1980 retomó la actividad con unas cuantas novelas e innumerables volúmenes de artículos y libros de poemas. Destacan Les aventures del cavaller Kosmas (1981), que actualiza el modelo de la novela bizantina, elegante y espiritual, y Pamela (1983) una novela de espionaje ambientada en la España del siglo XIX. Perucho era el rey de la parodia y del pastiche. En la escena inicial de Pamela, Pamela Andrews, el personaje virtuoso de la novela de Samuel Richardson, de 1740, aparece envuelta con el marqués de Sade, dedicada a unos juegos eróticos peligrosos con un trapecio volador.

Perucho fue un secundario de excepción: estuvo vinculado a todas las corrientes desde la resistencia cultural y antifranquista catalanista de los años cuarenta al nacimiento del diseño gráfico en los años sesenta o la moda del fantástico en los años ochenta. También se puede decir que su creación principal fue su propio personaje: el señor erudito, muy cómico, hedonista, coleccionista que de todo hablaba y escribía con entusiasmo. El Año Perucho 2020 ha demostrado que, diecisiete años después de su muerte, su literatura tiene nuevos lectores y que influye en la nueva generación de autores que han renovado la literatura fantástica y de imaginación en lengua catalana.

 

 

 

 

 

 

 

"El Año Perucho ha demostrado que su literatura tiene nuevos lectores y que influye en la nueva generación de autores que han renovado la literatura fantástica y de imaginación en lengua catalana."

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