Institut Ramon LLull

Dau al Set, el arte que gana a la oscuridad

paperllull.  BARCELONA, 09/08/2020

Dau al Set no sólo es un movimiento capital y relevante en el ámbito catalán, donde dejó una enorme huella, sino también en historia universal. Nos lo explica Eva Soria en este artículo.




La historia del Dau al Set es una historia tan inverosímil y mágica como lo es su propio nombre: Dau al set, un dado de seis caras que cae al número siete, una probabilidad tan insólita como que seis jóvenes de poco más de veinte años se conjurasen en Barcelona para crear un movimiento artístico y filosófico que fue una ventana a la libertad en pleno franquismo, cuando no habían pasado ni diez años del final de la cruenta guerra civil española.

A finales de la década de los cuarenta, Europa comenzaba a reconstruirse después de la segunda guerra mundial. Muchos países emprendían el camino para consolidar sus incipientes democracias, y el mundo se polarizaba entre el sistema capitalista y comunista. Pollock salpicaba telas que titulaba sólo con números, Giacometti creaba sus figuras estilizadas, los elefantes de Dalí y sus malabarismos formalistas se abrían paso entre el surrealismo en decadencia, y la Bienal de Venecia introducía el expresionismo abstracto norteamericano en Europa . Mientras tanto, Barcelona era una ciudad sometida a la dictadura franquista, y los artistas vanguardistas se exiliaban o dejaban producir obras en una sociedad conservadora y atemorizada.

Dau al Set nació en esta Barcelona gris en septiembre de 1948. Formaban este movimiento los artistas Antoni Tàpies, (desde 1.923 hasta 2012) Modest Cuixart (1925 a 2007), Joan Ponç, (1927-1984) Joan Josep Tharrats, (1918- 2001) el poeta Joan Brossa (1919 a 1998) y el filósofo Arnau Puig (desde 1926 hasta 2020), el último miembro superviviente de Dau al Set, historia viva y personaje intenso y entrañable que nos dejó en marzo de 2020, en plena crisis del coronavirus. Más tarde se añadió también como colaborador Eduardo Cirlot. (1916-1973)

Los seis jóvenes de pensamiento y estética muy diversos se habían conocido dos años antes alrededor de una revista efímera pero significativa que se decía Algol, que es el nombre de una estrella descubierta por astrónomos árabes que le pusieron el nombre de "diablo" porque tan pronto aparecía como desaparecía.

Desde los primeros números, el contenido de la publicación Dau al Set se situaba mucho más allá de la realidad social en la que vivían sus creadores: textos de Arnau Puig donde se reflexionaba sobre el devenir la humanidad, sonetos de Brossa en forma de poesía visual, dibujos a pluma del universo onírico de Joan Ponç e ilustraciones del todavía formalista Tàpies.

Dau al Set publicaba artículos científicos y filosóficos que hablaban mayoritariamente en catalán, a pesar de la prohibición de publicar en lengua catalana que se mantuvo durante la dictadura franquista. Las referencias de Dau al Set gravitaron entre el surrealismo, dadaísmo, el psicoanálisis, Dalí pero sobre todo Miró -que tuvo en la posguerra un posicionamiento más íntegre- Magritte, Francis Picabia, Max Ernst, Paul Klee, Sartre y el existencialismo. Dau al Set se fijaba en las últimas tendencias que llegaban de París, pero también incorporaba una mirada local atenta, publicando textos sobre Gaudí o el románico catalán.

Todas las ediciones de la revista compartían una visión del mundo burlesca y sardónica, a veces críptica, configurando un refugio intelectual en un tiempo de oscuridad que huía de apremios y esquivaba cualquier prejuicio moral.

Aunque al principio sus seguidores eran un grupo reducido, Dau al Set despertó un gran interés en los ámbitos artísticos. Algunos intelectuales de una generación más madura como Josep Vicenç Foix participaron en la revista y ayudaron a aquellos jóvenes a acceder a las corrientes internacionales, y el grupo fue ampliando progresivamente su influencia.

La última edición de la revista Dau al Set fue en 1953, pero aquel grupo de genialidad diversa se empezó a dispersar a finales de 1951, justo después de su primera exposición colectiva en la Sala Caralt octubre de 1951.

Las afinidades que les llevaron a juntarse fueron al poco tiempo el motivo de su disolución. La transición del surrealismo hacia el informalismo y el expresionismo abstracto hizo surgir desavenencias y cada uno cogió su propio camino. Tàpies transitó hacia una larga trayectoria hacia la materia, experimentando con los conglomerados y los ensamblajes hasta posicionarse como una de las figuras claves del informalismo a nivel internacional. Cuixart tanteaba entre el informalismo y el lirismo figurativo, logrando también importantes hitos internacionales. Ponç se muedó en1953 a Brasil, donde vivió durante casi una década, pero no dejó en ningún momento que las tendencias del arte internacional influenciaran su estilo tremendamente personal de personajes insólitos, hombres reptiles, sombreros de copa, arlequines nocturnos y ojos que espían por todos los lados. Brossa siguió con sus juegos poéticos y sus asociaciones que casi setenta años después siguen sorprendiéndonos por su modernidad. Tharrats, responsable principal del diseño gráfico de la revista, también gravitó hacia el informalismo, investigando las fronteras creativas de los materiales.

Dau al Set fue un movimiento tan efímero como fructífero. Para Barcelona y Cataluña, Dau al Set dejó una fuerte huella y fue un revulsivo que inspiró generaciones de artistas coetáneas y futuras, abriendo el camino de la vanguardia cuando la ciudad aún tenía muy vivas las heridas de la guerra.

A pesar de su autoría y visión del mundo exclusivamente masculina (salvo que con poquísimas excepciones desgraciadamente impera entre los creadores que marcaron el canon de la creación artística hasta bien entrados los años 70), cuando ya hace más de setenta años después del primer número de la revista y cuando nos acaba de dejar el último de sus miembros, su excelente calidad artística ha sobrevivido al paso del tiempo y no deja dudas sobre la relevancia de Dau al Set en la historia del arte y del pensamiento.

Dau al Set no sólo es un movimiento capital y relevante en el ámbito catalán, sino también en historia universal como un ejemplo de cómo el arte puede, en tiempos oscuros y convulsos, convertir el mundo en un lugar un poco mejor.

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