Antoni Tàpies creía que la responsabilidad de un artista consistía en interpretar la situación contemporánea. Las representaciones seleccionadas para la exposición obligan al espectador a volver al cuerpo, pues son conflictivas y sugieren lo abyecto -violencia, sexo, excrementos.
El artista catalán fue uno de los más prolíficos de España, continuando el linajes de otros vanguardistas como Pablo Picasso, Joan Miró o Salvador Dalí. En la segunda mitad del siglo XX, se convirtió en una figura puntera del mundo artístico, y su obra forma parte de numerosas colecciones a escala internacional.