Esta semana se ha cerrado el Museo de Historia de Cataluña la primera exposición dedicada a Joan Teixidor, No visqueu més en fragments, que coincide con el centenario de su nacimiento, y que usted ha comisariado. ¿Qué balance hace de estos dos meses y de la respuesta del público?

La respuesta del público ha sido francamente excelente. Muchos visitantes han acudido, visitantes de toda condición, desde personas que conocieron personalmente al poeta hasta personas del público general. Tanto las personas de un lado como del otro se han llevado una impresión muy agradable por todo lo que han aprendido sobre la figura y la obra de Teixidor y el montaje acertado del diseñador Jordi Tolosa y la grafista Lali Almoncid.

Ha habido que esperar hasta ahora para hacer esta primera exposición. ¿Teixidor es todavía un gran desconocido?

Para mi gusto, dada la talla indiscutible de Teixidor a nivel humano, intelectual y artístico, no es aún suficientemente conocido. Teixidor era muchas cosas: un poeta que incidió decisivamente en el panorama de la poesía catalana; un crítico literario que marcó tendencias y afectó la recepción de las obras de muchos autores; un crítico fundamental en el panorama del arte moderno; un cronista de viajes excelente e innovador, un memorialista experimental; un editor clave en castellano y catalán; un activista cultural incombustible... Para todo el conjunto de aspectos de su obra se merece un lugar destacado en la cultura catalana. La celebración del centenario del nacimiento es un punto de partida excepcional para recuperarlo. Se han hecho muchas cosas en este sentido desde Olot, Girona y Barcelona, pero aún queda mucho camino por recorrer. Poco y poco.

Joan Teixidor fue uno de los modernizadores de nuestra cultura después de la guerra y un hombre multidisciplinar. ¿Qué nos diría si pudiera valorar el panorama cultural actual en Cataluña?

Diría muchas cosas porque era un enamorado de la vida y de cualquier forma de expresión artística. Pero lamentaría profundamente la falta de una serie de valores como la generosidad, la modestia, el sentido de tradición y comunidad, la tolerancia y el diálogo, la formación, la educación, el gusto, la exigencia... Y en lugar lamentarse en privado se pondría a hacer cosas para que la situación cambiara.

Hace unos 20 años usted tradujo una antología de Teixidor al inglés. ¿Cómo se recibió esta obra fuera de Cataluña?

La verdad es que mi versión de los poemas de Teixidor tuvieron una acogida muy cálida a la comunidad internacional. Tanto que tuvimos que hacer una segunda edición del libro. De hecho, a través de la plataforma digital Bubok, a la colección BAT (Biblioteca Andreu Teixidor) el libro se puede adquirir.

Acaba de publicar la compilación definitiva de la obra de Teixidor. ¿Cómo la valora usted como crítico su poesía?

Definitivamente, Teixidor me parece uno de los grandes poetas catalanes del siglo XX. Fue todo un referente de la poesía catalana joven de antes de la guerra y fue un verdadero maestro durante la posguerra y la Transición. Fue uno de los modernizadores de la poesía catalana del siglo XX junto a tres poetas que llamaba sus "hermanos": Bartomeu Rosselló-Pòrcel, Salvador Espriu y Joan Vinyoli.