Institut Ramon LLull

Max Wheeler: "El LAPAO responde a una mentalidad política"

Lengua.  17/06/2013

El catalanista británico Max Wheeler es el ganador de la 23 ª edición del Premio Internacional Ramon Llull. Centró sus estudios de doctorado en la fonología generativa del catalán y, desde entonces, se ha dedicado exclusivamente a esto. Hasta su reciente jubilación ha sido profesor de lingüística en diferentes universidades y ha publicado numerosos estudios de gran alcance e impacto académico. Conocido por su defensa de la unidad lingüística del catalán, no ha tenido reparo en defender su crítica al LAPAO.




La primera pregunta es obligada: ¿de dónde le viene su interés por la lengua catalana?

En el colegio afortunadamente pude estudiar cinco idiomas: francés, latín, español, griego antiguo y alemán. Por un premio de curso me regalaron el libro del filólogo británico William Entwistle, The Spanish Language, together with Portuguese, Catalán and Basque, donde el autor demostraba simpatía hacia 'los otros idiomas de España'. En aquellos años mis padres hicieron unas vacaciones en la Costa Brava, en un hotel donde el patrón les contaba algo del hecho diferencial catalán. Después, en 1962, hicimos las vacaciones familiares en un camping en Roses, que fue la primera vez que yo oí hablar catalán. Me interesaban los idiomas en general, pero sentía una simpatía especial hacia los menos conocidos o más minoritarios. Cuando hice en Oxford la carrera de filología hispánica, me informé más a fondo sobre la lengua catalana; entonces había allí la librería hispánica del editor y traductor Joan Gili, donde pude comprar algunos textos catalanes, entre los cuales la Catalán Grammar y la antología de poesía catalana del mismo Gili. En la licenciatura hice una asignatura de dialectología hispánica, donde estudiábamos especialmente las hablas de la mitad oriental de la península. No fue hasta que hice los estudios de doctorado que me dediqué casi exclusivamente a la lengua catalana.

¿Y como se ve desde el Reino Unido la "singularidad" catalana, en unos tiempos en que estamos casi cada día en los titulares de los periódicos?

Ciertamente hay algunos periodistas que lo entienden bien. Escocia es un caso similar que vivimos más cerca, y que nos permite entender la situación catalana por analogía, pero con ciertas diferencias importantes, por ejemplo, en el hecho de que en Inglaterra hay muy poca hostilidad hacia los escoceses o hacia el nacionalismo escocés. También la historia del Reino Unido está marcada por el episodio de la independencia de Irlanda, ya hace casi un siglo. Aquí no se ha negado nunca que Escocia es una nación, y en el siglo XXI, mucha gente ya tiene asumido el "derecho a decidir". Han visto como en Europa en los últimos treinta años muchos países se han hecho independientes por medios pacíficos y democráticos. Esto lo entiende el primer ministro británico, David Cameron, nada favorable ideológicamente al separatismo, pero que ha hecho estos días declaraciones en este sentido, sin mencionar Cataluña por su nombre, claro. No era necesario.

Recientemente, el Parlamento aragonés ha aprobado la Ley de Lenguas que establece el LAPAO como lengua propia del Aragón oriental, diferenciándola del catalán. Como experto en la lengua catalana y su historia, ¿qué valoración hace de esta iniciativa?

Evidentemente, es absurda. Responde a una cierta mentalidad política, más propia de los regímenes totalitarios, que insiste en que la realidad se conforme con sus doctrinas, y no al revés. Hay que confiar en que, a la larga, la realidad se imponga por su propio peso. Recuerda el intento del gobierno soviético de insistir en que la lengua de la República de Moldova fuera diferente al rumano.

En este sentido todavía, ¿como resumiría para los no-entendidos el punto que realmente diferencia una lengua de otra?

Esta cuestión, francamente, no se puede resumir con brevedad. La diferenciación de lenguas emparentadas no es una cuestión puramente científica, aunque se pueden utilizar argumentos científicos. Al fin y al cabo, es una cuestión social y política que depende de la percepción de los hablantes. Si el catalán de la Franja nunca llegara a ser una lengua distinta del catalán de otros territorios, no lo sería por una decisión del parlamento en Zaragoza.

Usted es experto en fonología. Cuando aprendemos una lengua extranjera, hay sonidos que son (o nos parecen) imposibles. Hasta qué punto nos marca nuestra lengua madre a la hora de aprender a pronunciar nuevos idiomas?

La facilidad innata de aprender un sistema fonológico, la perdemos gradualmente entre la edad de 7 a 12 años, aproximadamente. A partir de esa edad hay unas pocas personas que pueden adquirir una fonología nueva por pura imitación, pero la gran mayoría no puede evitar percibir los sonidos nuevos en términos del sistema o sistemas que aprender antes de los 12 años. Ahora bien, aunque nos resulte difícil aprender una fonología nueva por pura imitación, esto no significa que con esfuerzo y práctica, y con buen profesor o buena profesora, los adultos no podamos conseguir una pronunciación más que aceptable. Y para los que ya eran bilingües antes de los 12 años, no les viene tan cuesta arriba hacerse la idea de que otra lengua pueda ser muy diferente, y no sólo en fonética.

Entrevistamos al catalanista británico Max Wheeler, ganador del Premio Internacional Ramon Llull

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