Institut Ramon LLull

El Palomar: «Nuestras revoluciones son necesarias a una escala mayor»

paperllull.  BERLIN, 01/11/2020

Agustin Pérez Rubio (Valencia, 1972), co-comisario de la 11th Berlin Biennale, entrevista a Mariokissme (Málaga, 1980) y R. Marcos Mota (Tarragona, 1988), responsables de la instalación "Schreber is a Woman" (2020 ), que se ha visto del 29 de octubre al 1 de noviembre al KW. Instituto for Contemporary Art de Berlín. Ellas son El Palomar: un colectivo artístico, fundado en Barcelona en 2012, como lugar de producción, investigación, diálogo y visibilidad política que trabaja de forma deslocalizada e híbrida desde que cerró su mítico espacio en el barrio del Poble-sec.




Antes de invitaros a la 11th Berlin Biennale, las curadoras habíamos visto vuestros trabajos anteriores y vuestras prácticas como generadoras de un espacio en Barcelona. ¿Cómo y de qué manera vuestra experiencia de gestión y curatorial se involucra en vuestros trabajos artísticos?

Mirando hacia atrás, pensamos en nuestra primera etapa como un proceso de aprendizaje compartido con el contexto, que además de enriquecedor fue absolutamente necesario para introducir trabajos "queer" dentro del panorama artístico de manera más sólida. Sin duda fue un momento clave en el que poner trabajos, investigaciones y cuestionamientos en común. De repente, nuestra iniciativa fue punto encuentro intergeneracional e internacional. Más tarde, sin ningún tipo de apoyo económico, tuvimos que cerrar el espacio al ser inviable su continuación. De esa experiencia hemos aprendido mucho. Enseguida que los presupuestos lo permiten, priorizamos la colaboración con compañerxs trans o no binarixs, porque en general, solo nos invitan a participar en proyectos en los que explicar una y otra vez el A-B-C de la teoría "queer". De nuestra primera etapa hemos aprendido que para que nuestras revoluciones calen a una escala mayor hemos de ir más allá, profundizar mucho más en las cuestiones, conceptualmente, estéticamente y afectivamente... sin por ello dejar de ser accesible para el público ajeno.

 

Hoy en día, ¿falta un espacio como el que tenía El Palomar?

Absolutamente, y estaríamos encantadas de darle una vuelta al formato que teníamos. Pero aunque parezca mentira, hasta ahora no nos han ofrecido la oportunidad para hacerlo.

 

Por otra parte una de las obras que nos pareció fundamental a la hora de invitaros fue el trabajo que hicisteis sobre Alberto Cardin titulado No es homosexual simplemente el homófilo sino el cegado por el falo perdido. Cómo pensáis que este trabajo es un paso para poder llegar a la instalación que presentáis en la bb11 titulada Schreber is a Woman? Qué hay en ella del anterior trabajo y que nuevos retos quisisteis afrontar?

Sin duda hay una continuidad entre estos dos trabajos. No solo a nivel de formato, sino que comparten áreas de investigación. El caso Schreber fue una de las obsesiones de Cardín, por unir varias de sus líneas de investigación como la disidencia sexual, la religión y el psicoanálisis. A pesar de que no le dedicó más que un texto publicado en la revista “El viejo topo”, Schreber se convirtió en una cita continua en muchos de sus escritos, y sin ir más lejos, era uno de los personajes que aparecen en el boceto de guión que escribió en el 76 y que nos sirvió de base para rodar No es homosexual simplemente el homófilo sino el cegado por el falo perdido. A Schreber lo llevamos mapeando varios años y siempre vimos en su caso una potencialidad genuina a experimentar. El reto era abrir una línea que culminara en una trilogía videográfica y creemos que esta segunda experiencia nos va dar la oportunidad de pensar en cómo cerrar este largo proceso de investigación.

 

El Palomar, Schreber is a Woman, 2020 4K video, 2-channel installation, color, stereo, ca. 30'. Installation view, 11th Berlin Biennale, KW Institute for Contemporary Art, 5.9.– 1.11.2020. Courtesy El Palomar

 

En la instalación presentáis una vitrina de documentacion artística sobre el proyecto de investigación para la realización de la obra. Qué supone para vosotras esta obra?

Esta vitrina contiene una serie de documentos únicos y materiales de diversa índole relacionados con el caso Schreber. La recopilación del material no es arbitraria, ya que su selección corresponde a un símil entre criterios plásticos y referencias bibliográficas, lo cual la connota más como obra de arte que como mesa de documentación. La vitrina tiene el poder de explicar una historia sin la necesidad de ver la video-instalación. Este concepto de vitrina se repite en varios de los proyectos que hemos realizado. Para nosotras es un ejercicio de base que sirve para perfilar empíricamente la experiencia estética en su conjunto y determina la objetividad de la propia obra.

 

La videoinstalación supone, tanto narrativamente como musicalmente, una especie de "operetta tecno", además de un alegato de matar simbólicamente al padre, y a ese dios, no solo religioso sino del capitalismo patriarcal. De qué manera traéis esta figura de Schreber al presente?

El caso Schreber tiene muchas capas y coincidimos con Cardín que necesita una revisión desde el marco de la teoría "queer". Freud apuntaba que la relación traumática de Schreber con su padre era el origen de su brote esquizofrénico, y lo justificó con lo que bautizó como “síndrome de Edipo”. Nosotras queremos negar este discurso del psicoanálisis de que las disidencias sexo-género son debidas a una experiencia o contexto traumático.

 

Os toca matar simbólicamente a dos padres…

Sí, por un lado, al padre de Schreber, porque sus teorías educativas sirvieron de base para las corrientes ideológicas totalitaristas que estallaron en las dictaduras europeas del sXX, y por otro, a Freud, por identificar homosexualidad y transexualidad como un problema derivado de un trauma. Cardín apuntaba que la homosexualidad solo es un problema en las sociedades no integrativas.

 

El Palomar, Instalación/ Vitrina, 11. Berlin Biennale, KW Institute for Contemporary Art, 5.9.– 1.11.2020. Foto: Silke Briel

 

Así que hay este tercer padre por defenestrar, el capitalismo patriarcal del que hablábamos.

Es muy interesante como Schreber, que era ateo, en pleno delirio esquizofrénico, falto de un dios ancestral al que asociar su ruptura con el género y sexualidad asignados, inventa sus propios dioses. En nuestro film hemos querido quitar los sentimientos de culpa y juicio moral que el propio Schreber trasladó a sus delirios en su día, abriéndole un espacio de gozo -al menos- en la ficción. En Schreber is a Woman, Schreber es interpretado por una persona no binaria, y sus diosas, por dos mujeres trans.

 

No ha sido facil hacer una bienal en estos momentos de pandemia COVID. Son muchos los cuidados que hemos tomado para poder hacer esta bienal de septiembre a noviembre sin que nadie se haya contagiado y de manera muy cuidadosa. La produccion y filmacion vuestra tambien tuvo toda una serie de protocolos que se puede ver en otra pieza documental Una cama para Schreber, que se puede ver en la web de la bb11. Qué supone esta obra?

Nuestro plan de rodaje inicial coincidió justo con el decreto de estado de alarma, por lo que tuvimos que posponer fechas hasta dos veces. Tras mucho seguimiento y pronóstico, acertamos el tercer intento en el primer fin de semana que se podía viajar con permisos. La idea de registar el making off del film tuvo que ver con los paralelismos que despertó en nosotras la situación de alarma sanitaria con el Schreber que queríamos retratar, asi como el rodaje per se. Una cama para Schreber hace hincapié en el escenario donde se desarrolla la mayoría de la acción en Schreber is a Woman: la cama; espacio arquetípico tanto para la enfermedad como para la voluptuosidad. La cama como tarima acolchada, que es lugar para la ensoñación, el paisaje interior, o en este caso, los delirios. Estamos hablando de cómo vivir con la enfermedad, de domar el deseo, en un sentido anticapitalista, de validar e integrar los estados que tienen que ver con salud mental en la vida.

 

Son cuestiones que ya trabajásteis anteriormente con el artista Ismael Smith.

La reclusión que finalmente retratamos apela más a este encierro en la propia psique, porque reivindicar la memoria queer que ha dejado la historia de Europa nos apela más a las conexiones mentales que haría un esquizofrénico que a una investigación arqueológica.

 

El Palomar, Schreber is a Woman, 2020 4K video, 2-channel installation, color, stereo, ca. 30'. Installation view, 11th Berlin Biennale, KW Institute for Contemporary Art, 5.9.– 1.11.2020. Cortesia: El Palomar

«El caso Schreber une varias líneas de investigación, como la disidencia sexual, la religión y el psicoanálisis y fue una de las obsesiones de Alberto Cardín»

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