Institut Ramon LLull

Magda Puyo: «En los espacios institucionales se debe tener una intención revolucionaria»

paperllull.  BARCELONA, 20/09/2020

Teresa Ferré entrevista a la primera directora de la historia del centenario Institut del Teatre. Una pionera y una referencia de la escena catalana actual




La energía vital de Magda Puyo Bové es radicalmente apasionada y se transforma a base de trabajo infatigable y pensamiento crítico. Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación hace décadas que se dedica a las artes escénicas. Con unos inicios a contracorriente en la compañía metadona, fundadora hace más de 20 años de la asociación de mujeres creadoras Proyecto Vaca. Dirección escénica y docencia son los pilares de su carrera. Su inconformismo profesional la ha convertido también en pionera y referencia, primero al frente de un festival, el Sitges Teatre Internacional - Creació Contemporànea y, desde hace cuatro años, siendo la primera directora de la historia del centenario Institut del Teatre.

 

Su carrera artística es fundamentalmente como directora. ¿Ha tenido que luchar mucho?

Todavía tenemos que luchar bastante, porque a menudo se habla de paridad y es falsa ya que los hombres hacen los grandes montajes y las mujeres las cosas pequeñas y las que duran pocos días. Se vende como un 50% y es mentira. No nos engañemos cuando hablamos de porcentaje de mujeres directoras, dramaturgas o técnicas que hay en un teatro.

¿Cómo ve la nueva ola feminista?

Cualquier reivindicación feminista la apoyo cien por ciento. Ahora bien, a veces tenemos un problema: el desconocimiento de la propia historia. Olvidar que hace muchos años que hay feministas que han puesto el cuerpo, ahora que tanto se habla del cuerpo, no se puede consentir. A veces, sobre todo en comentarios en las redes, resulta incluso una falta de respeto hacia aquellas que nos han precedido y han hecho un trabajo más peligroso que el que hacemos. ¡Mucho más peligroso! Por lo tanto el conocimiento de estas mujeres es tan importante como la reivindicación propia.

Cuando comenzó profesionalmente, ¿tenía clara la dedicación a la docencia?

Empecé a dar clases de joven como voluntaria para personas con capacidades especiales. Trabajaba la formación como herramienta comunitaria y metodológicamente poco estructurada. En este país la formación en artes ha sido autodidacta. La generación anterior a la mía ha sido muy autodidacta y hemos aprendido de ellos y ahora hacemos las cosas de otra manera, más institucional y global. Esto está muy bien y al mismo tiempo hemos perdido algunas cosas.

Entre el 2000 y 2004 dirigió el festival Sitges Teatre Internacional. ¿Qué te dio además de la experiencia en la internacionalización?

Sitges me dio el atrevimiento a la investigación, de buscar cosas nuevas y no conformarte con lo que tienes. Viví que el intercambio te da otras maneras de ver la teatralidad. Porque la tradición no se copia, con la tradición se lucha. Digo lucha en el buen sentido de la palabra, contrastas y te confrontas, para hacer explosionar algo que dentro de un tiempo formará parte de esta tradición.

Otra cosa que hacía en el festival era apostar por los jóvenes. ¿Era fruto de la vertiente docente?

Seguramente, porque la docencia me ha marcado. En el aula aprendo muchas cosas. Tú enseñas lo que puedes, más bien el alumnado aprende de ti lo que quiere (ríe). Esto te saca prejuicios. También te hace ser exigente y te desarrolla de una manera muy particular el espíritu crítico y analítico ante un trabajo que tienes que evaluar. Entonces tienes una doble vertiente: la valentía que te da la proximidad al pensamiento nuevo de la juventud y la exigencia para que realmente lo hagan tenga calidad, aunque a nivel personal no me guste nada.

Ahora, además, dirige el Institut del Teatre (IT).

Nunca lo hubiera imaginado. Ya hace cuatro años y me presento a la reelección. Para mí ocho años son suficientes. Las instituciones públicas deben tener movimiento en las direcciones, por cuestiones generacionales y porque hay un cierto desgaste que, inconscientemente, empuja hacia el conformismo. Creo que en los espacios institucionales se debe tener una intención revolucionaria.

El Institut es uno de los centros más solicitados. ¿Se mantiene la tendencia?

Este año pensábamos que si llegábamos al 50% de aspirantes estaríamos satisfechos. Pues hay estudios que hemos superado el curso pasado. A coreografía, pedagogía de la danza, dirección y dramaturgia hemos tenido más demanda en las pruebas de acceso. La gente quiere hacerlo igual, confía en la cultura y en el arte como espacio vital.

¿Como valora la dirección?

Una institución tiene un tempo lento. Pero esto no debe asustar, lo importante es no parar. Aparte de la Covid, en estos años nos han pasado varias cosas, como el concepto de espacio europeo y la modificación de los planes de estudio. El cambio ha sido ganado. Con el equipo docente hemos inventado una serie de metodologías pedagógicas y hemos trabajado la inclusión de las artes en general y las escénicas en particular dentro del sistema universitario. En Europa las escuelas de danza y teatro se basan en tres modelos: el de escuela personalizada fundada por un artista; aquella que cuenta con una tradición de país, como en Francia, y luego los centros más ligados a la universidad.

¿Cómo encaja el IT?

Tenemos un IT de larga tradición que ha crecido absolutamente en paralelo al sistema universitario catalán porque éste, a partir de los 70, no creó un proyecto donde todos los saberes, incluido el arte, formaran parte del conocimiento y la investigación académica. Entonces tenemos que inventarnos, evidentemente con la ayuda de profesores de arte de otras universidades y siguiendo varios modelos. Trabajamos con siete u ocho universidades europeas y también algunas de estadounidenses.

A parte de la relación con centros, ¿como trabaja internacionalmente?

El programa de movilidad de alumnado y profesores con treinta universidades europeas nos proporciona intercambio constante de conocimiento y maneras de trabajar. Además, la Escola Superior d'Art Dramàtic ha puesto en marcha el Festival Internacional de Teatro, es bianual y uno de los pocos que se hace en Europa. Llevamos dos ediciones y vinieron seis escuelas. Y potenciamos el invitado internacional especialmente de danza. En los últimos años, lo que llamamos "Ámbito de la Danza", ha hecho una subida porque la estamos apoyando muchísimo. Hemos trabajado con diferentes espacios y festivales de aquí, además de impulsar las giras de la compañía, que antes de la pandemia hacía entre 25 y 30 funciones para Europa. También desarrollamos proyectos con el Institutt Ramon Llull, sobre todo de traducción. Con la editorial mexicana Paso de Gato hemos traducido 20 textos y ahora trabajamos con Rusia, Quebec, Finlandia y Gran Bretaña. Y evidentemente la Cuatrienal de Praga.

El IT participa en la Cuadrienal de Escenografía y Espacios de Praga desde 1987 y desde el 2015 representa Cataluña. La edición del año pasado fue un éxito

Fue fantástico porque la exposición Prospective Action ganó el premio de la sección Países y Regiones. Se tenía que ver en el Grec pero por la pandemia no fue posible y ahora estamos trabajando para que se haga el Mercat de les Flors. También participamos en la sección de Estudiantes con la exposición Theáomai y con un debate, Cataluña, Arte y Democracia, en la PQTalks. Todo fue muy interesante y polémico. (Ríe)

¿Polémico?

Hubo quejas por parte del Estado español. El proyecto tenía como tema el movimiento ciudadano en Cataluña desde el 2004 al 2018. Prospective Action es una instalación multimedia que plasma la tensión entre el control policial y las reivindicaciones de la gente en el espacio público en diferentes eventos como Can Vies o el 1 de octubre. Habla del derecho a la autodeterminación de los pueblos pero no de forma directa, es un juego.

En el movimiento de reivindicación catalán se ha convertido en icono

En el contexto que vivimos no puedes estar anestesiado. Y parece que nos induzcan a la parálisis. Y, más que nunca, tenemos que enfrentarnos a quien convenga. Y si es la policía, es la policía; y si es la autoridad, la autoridad; y si es la falsa autoridad, la falsa autoridad, porque normalmente suelen ser falsas autoridades. La autoridad siempre es moral, nunca sale de la fuerza. Si me ponen delante de alguien que tiene la fuerza, te tienes que enfrentar. Esto es la foto. Él tiene fuerza, yo no. Pero planto cara y a ver qué es capaz de hacerme. (Esto es la foto de Jordi Borràs)

¿Como se presenta el nuevo curso?

Respecto al curso no soy pesimista. Estamos trabajando todos los equipos para conseguir hacer muchas cosas. Con una serie de limitaciones, pero tenemos las ganas y sobre todo la vitalidad de los jóvenes que, transformada en expresión artística, es siempre algo positivo.

¿Y respecto el contexto que vivimos?

Es una crisis tan bestia! De repente, parece que sólo estamos en una crisis sanitaria. Pero no, es también económica y humanística. Lo que está pasando con los migrantes en el Mediterráneo es tan grave o peor que la Covid. Después tenemos una crisis democrática y política enorme, y la subida del neofascismo. Tengo la impresión de vivir un cambio de paradigma y eso nos contamina el hacer de cada día. Debemos estar alerta y tener una posición crítica y de revuelta, en el sentido de no conformarnos. No soy optimista, porque no tengo confianza ciega en el ser humano. Sin embargo, como soy vital creo que tenemos que luchar siempre para que la vida humana sea lo más digna posible.

 

 

    Logo Institut Ramon Llull
  • Un consorcio de:

  • Generalitat de Catalunya Govern Illes Balears Ajuntament de Barcelona

Este web solo utiliza cookies de sesión con fines técnicos y analíticos; no recoge ni cede datos de carácter personal de las personas usuarias sin su consentimiento. Sin embargo, sí que utiliza cookies de terceros con fines estadísticos. Puede obtener más información sobre las cookies, administrarlas u oponerse a su uso haciendo clic en "+ Info".