Institut Ramon LLull

Annie Bats: «Reducir las traducciones a problemas filológicos me parece muy justo»

paperllull.  BARCELONA, 21/06/2020

La escritora y periodista Anna Ballbona entrevista a la traductora francesa Annie Bats, galardonada con el Premio Ramon Llull de traducción literaria 2019 por la versión en francés de la obra 'Llefre de tu', de Biel Mesquida.




La traductora francesa Annie Bats vive desde los años ochenta en Barcelona. Vino para perfeccionar su catalán y se quedó, cautivada por la ciudad. Desde hace un tiempo, por motivos familiares, vive entre Cataluña y Francia. El confinamiento provocado por la crisis sanitaria de la Covid-19 la cogió justamente en un pueblo en la frontera entre el Lemosín y el Perigord. La idea de los hitos de término, una vez más: siempre le ha atraído saltárselos. "Estos días vivo como un exilio en mi casa, pero con todo lo que pasa en Cataluña me siento muy implicada", comenta en la conversación que mantenemos por Skype. En diciembre pasado recibió el Premio Ramon Llull de traducción literaria, convocado por la Fundació Ramon Llull y dotado con 4.000 euros, por su traslado al francés de Llefre de tu (Ogre de toi), de Biel Mesquida (Club Editor, 2012).

¿Cómo llega a Llefre de tu y cómo afronta su traducción?

Este libro, de hecho, es un encargo de Maria Bohigas y también de Biel, a quien conozco de hace muchos años, así que de entrada es una complicidad a tres bandas. A Biel le hacía mucha ilusión que este libro se tradujera al francés, porque para él era su libro más afrancesado. Y pensaba que realmente era su destino, ser publicado en Francia. Hice unas páginas de muestra para buscar editores hasta que Biel encontró uno, Yvon Lambert, un galerista que básicamente edita arte. Le interesó mucho el proyecto y entonces hice toda la traducción, siempre en contacto con el autor [el volumen se publicó el año pasado, con prólogo de Mathias Énard y cubierta de Miquel Barceló]. Es un encargo, si quieres, pero es un encargo natural, por la amistad que tengo con Biel, por el tipo de texto que es, que me interesaba.

En el momento de hacer la traducción explica que «rebañó» el Diccionario Alcover-Moll y que fue primordial el contacto con el autor.

El Alcover-Moll fue una herramienta absolutamente indispensable. Ya sabemos que Biel utiliza todo el habla mallorquina, pero esta dificultad es sólo una pequeña parte. La otra parte es todo un trabajo de lectura, que no se reduce al léxico. Y en este trabajo me ayudó Biel, me contestó preguntas, tuvimos conversaciones, me aclaró fragmentos difíciles. Un trabajo que es de lujo para un traductor, poder trabajar con esta complicidad con el autor. Es una dinámica de lectura muy diferente. Este es un texto que ha tenido lecturas críticas pero no deja de ser un texto nuevo. A veces me he encontrado con textos más clásicos de los que había estudios que era imprescindible consultar, pero este es, de alguna manera, un texto virgen.

Una vez arremangada para hacer avanzar la traducción, cuáles fueron las dificultades concretas?

La dificultad específica es la que contiene cualquier tipo de texto poético. En el libro de Biel hay poemas, hay prosa... Y la misma prosa es rítmica. Él  utiliza muchas paronomasias, juegos de palabras, neologismos, etcétera, y todo esto lo quería respetar. Además, este libro hace mucha referencia a la literatura francesa. Contiene fragmentos en francés marcados en cursiva y en la traducción se borra esta extrañeza, esta hibridación. Además, en el texto también hay citas de autores franceses diseminadas, escondidas bajo el catalán, y hay que identificarlas. Por lo tanto, también había un trabajo muy atento a este background, que es como una especie de arqueología de las referencias francesas que hay en el texto. El texto de llegada, en francés, no puede ser equivalente al catalán, porque justamente en el texto en catalán hay inscrita esta relación con el francés. Ahora es otra relación. Un afrancesamiento total... De todos modos, es un texto que juega mucho con todas las hibridaciones. Mesquida hace una especie de entrelazamiento de citas, no sólo francesas, y de lenguajes diferentes, el científico, el del arte...

¿Qué diría que es lo más sorprendente de este libro?

Yo no hablaría de sorpresa, es más inspirador que sorprendente... Yo creo que es este tipo de paso constante de un registro a otro, del lírico al sarcástico, de un vocabulario a otro, del poema a la prosa, aunque toda prosa aquí es poética. Y también la figura de Aralia, la gran ausente que es la que «hace escribiera», o la figura del «Recordador», que es lo que recuerda, por supuesto, la gran ausente y, al mismo tiempo, es lo que preserva y activa la memoria de la literatura y de los lenguajes.

El conocimiento con Biel Mesquida de donde viene?

Yo leí a Biel antes de conocerlo, cuando estudiaba catalán. Estudié catalán cuando cursaba estudios de Lettres Modernes en la universidad. Debía elegir una lengua viva y cogí el catalán, después de un viaje a Barcelona, ​​cuando descubrí que se podía estudiar. Fue un poco un azar.

Pero por qué le llamó la atención?

Yo tengo una educación jacobina pero, en cambio, esto se compensaba con el hecho de tener raíces bretonas, vascas y occitanas en mi familia. Y un punto importante es la lectura de los trovadores, que son los creadores de algunas de las grandes poesías occidentales. Inventaron, encontraron en la "lengua vulgar"... Y su lengua se ha medio perdido. Justamente, cuando llegué a Cataluña sentí una lengua viva que estaba próxima. Cuando empecé a estudiar catalán enseguida viajé a menudo a Barcelona y me compraba libros, clásicos y no. Y en un determinado momento pensé que haría la tesina sobre la traducción de los sonetos de Foix de Sol i de dol. Y los traduje todos, para mí, esto no ha salido en ninguna parte. La tesina no la terminé porque no me importaba mucho la cosa académica. Eran los años 80.

Y como acabó teniendo relación con Biel Mesquida?

A través de Arnau Pons, que me lo presenta. Hacia el año 95. Compartimos la pasión común por la lengua, por la poesía... Lo primero que había leído fue L’adolescent de sal, cuando estaba aprendiendo el catalán. Y es lo primero que le dije.

¿Qué más le hizo de puerta de entrada a la literatura catalana?

También el gusto por las lenguas extranjeras. Siempre me han atraído las lenguas, todo el habla humana, el canto. Escuchar canciones en todas las lenguas es algo que he hecho siempre. Yo nací en Marruecos, de padres franceses, y luego mis padres volvieron a Francia. Cuando yo tenía cuatro años llegamos a París, en el barrio de Belleville. Era un barrio de artesanos y también con muchas olas de inmigración sucesivas. Armenios, judíos rusos, judíos polacos, republicanos españoles... Era un barrio popular. Dicen que levantaron la última barricada de la Commune de 1871. Mi infancia fue escuchar nombres forasteros, escuchar lenguas diferentes, hablar con gente que tenía historias muy diversas. Siempre me he sentido viviendo entre fronteras, pasando fronteras. Cada casa tenía historias del mundo. Historias de exilios forzados, aquellos. La historia de Europa y también la de la Francia colonialista. Y supongo que fui a parar al catalán por enamoramiento de Barcelona, ​​de sentir esta lengua cercana al occitano en una ciudad tan bonita. Cuando llegué todavía era también popular. Esto ha cambiado mucho. Pero creo que me llevó este vínculo entre las voces del mundo y este recuerdo de la lengua de los trovadores. La Rosa de foc y la flor inversa.

Ha traducido del catalán al francés sobre todo poesía, ¿verdad?

Sí, mucha poesía. Maria-Mercè Marçal, Arnau Pons, Víctor Sunyol, Víctor Obiols, Segimon Serrallonga ... Hay más. También he traducido al catalán. Con Ramon Lladó tradujimos Perec, Queneau y Roussel. La lectura compartida me gusta, con alguien que tienes cerca o con los estudiosos, que también es una forma de relación. Por ejemplo, para traducir La vida, manual d’ús de Georges Perec, con Ramon Lladó tuvimos la suerte que hay muchos estudios. Y eso nos ayudó y nos permitió entrar más en la estructura del texto, que es muy compleja. El vaivén de una lengua a la otra me permite entender mejor el proceso de escritura.

A la hora de hacer una traducción de un texto como se enfrenta, qué pasos intenta hacer siempre? ¿Cómo entiende la idea de la traducción?

Está el aspecto de la lectura meticulosa, a raíz del texto, y la de conjunto. Entender la obra que estás traduciendo y también toda su arquitectura y todas las piezas que la forman. Es un trabajo de comprensión de sus mecanismos singulares, de su rítmica... La traducción de la poesía a veces se plantea de manera muy limitada. Por ejemplo, la traducción de Shakespeare al catalán: hay gente que se pelea por la norma métrica y todo acaba aquí. A veces a mí me extrañan estas reducciones. Hay cuestiones desenfocadas. Reducir las traducciones a problemas filológicos me parece muy estrecho. Es una cuestión de poética.

El hecho de elegir estos autores para traducir y la predilección por la poesía habla de su mirada hacia literatura y de su propio universo...

Es cuando la posibilidad de la traducción se plantea de manera más clara. Yo pienso que todo es traducible, aunque eso luego lo podríamos matizar. Entiendo la traducción como una reescritura. Para que haya reescritura, el texto que traduces debe ser un texto que sea creativo. La literatura no es comunicación, es creación. Como decía Deleuze, es resistencia. Textos que resisten en todos los sentidos, como afirmación artística, y también que resisten a una lectura fácil.

Viendo los escritores y textos que ha traducido, supongo que este cotejarse a la resistencia también forma parte del reto mismo de la traducción, es como escalar una montaña que...

Es como escalar una montaña que... valga la pena. Es un trabajo para ti pero también es una reflexión sobre la circulación de los textos, de los libros.

También ha participado en numerosos recitales...

Me gusta la oralidad, la voz. Hay gente que piensa que la poesía sólo debe ser leída impresa y no leída en voz alta. Yo creo que hay una tradición poética que permite y que quiere la recitación, la voz. Biel es una persona que tiene una lectura oral magnífica. El timbre, la dicción, la melodía... Es alguien que lee muy bien y que canta muy bien, especialmente el repertorio francés.

¿Qué le interesa del panorama poético catalán?

No tengo una mirada general, al respecto. Sí puedo decir que la poesía catalana es muy activa, resiste. Yo he ido mucho al Horiginal para escuchar a los poetas, gente bastante potente, pero no podría hacer un panorama. Ahora, es una tradición cultural donde la tradición oral es muy viva. Mira, en este momento, tengo ganas de traducir a Blanca Llum Vidal.

«Siempre me he sentido viviendo entre fronteras, pasando fronteras»

«La literatura no es comunicación, es creación»

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