Institut Ramon LLull

La complejidad de traducir Brossa: «La creatividad es difícil de combinar con la literalidad»

paperllull.  23/11/2019

Durante el "II Simposi Internacional Joan Brossa: Els arbres varien segons el terreny", , el Llull reúne en el Ateneu Barcelonès tres de los traductores del poeta a otras lenguas: Victoria Pradilla, Alfonso Alegre y Marc Audí. Hablamos de la obra brossiana, de la primera impresión que tuvieron al leer un poema suyo, de la enorme complejidad que tiene traducirlo a otras lenguas, del recorrido que han hecho sus libros, del eco internacional y de la continuidad de su poética en autores actuales.




El Instituto de Estudios Catalanes (IEC), la Fundación Joan Brossa y el Escenario Joan Brossa han sido los puntos neurálgicos, entre el 7 y 8 de noviembre, del "II Simposio Internacional Joan Brossa: Los árboles varían según el terreno". Uno de los objetivos de las jornadas ha sido el de "impulsar nuevas lecturas" del autor y ha contado con la participación de poetas, traductores, teóricos y críticos como Perejaume, Enric Casasses, John London, Jordi Marrugat, Eduard Escoffet o Ronald Polito, entre muchos otros.

En la tarea de poner en común el bagaje de los traductores que han hecho posible que la obra de Brossa fuera viva en otras lenguas, el Llull reúne en el Ateneu Barcelonès, y con la colaboración de la Fundación Joan Brossa y el PEN Català, a Victoria Pradilla y Alfonso Alegre (traductores de Suite tràmpol o El compte enrere), y a Marc Audí (traductor de Sumari astral y de una antologia en Éditions del Amandier), encargados de hacer resonar los versos del poeta en castellano y francés, respectivamente. En la conversación también participan Manuel Guerrero (comisario del Año Joan Brossa) y Glòria Bordons (profesora, investigadora y experta en Brossa).

El encuentro pone en común inquietudes, formas de encarar un texto, gustos y también manías respecto a una obra tan extraordinaria y tan difícil de traducir. "La complejidad del poeta ha hecho que fuera mal leído, incluso banalizado -señala Bordons-. Es capaz de hacer sextinas, pero también muestra una enorme complejidad en los poemas cortos. Y nos hemos encontrado que muchas de las cosas que han circulado no están bien traducidas, porque Brossa tiene una parte de construcción típica del catalán que muchos traductores de otras lenguas no han captado ".

Manuel Guerrero subraya el hecho de que el poeta trabajara "con todos los registros de la lengua, también el catalán oral, el hablado". Su singularidad -que cuenta con el añadido de tener siempre el asesoramiento y supervisión de Andreu Russinyol- hace que algunas traducciones -como las del castellano, una lengua muy próximamente sean traducciones sesgadas. "Son falsos amigos", añade Alegre. "Pasa también con otras traducciones del catalán al castellano, con gente que se piensa que domina el español, pero que hace demasiado calcos. En castellano tienes que escribir diferente de cómo suena el catalán, no es tan fácil como parece" .

El traductor, también creador

"En toda traducción debes dominar mucho la lengua de llegada", afirma Alegre. Unos vasos comunicantes que requiere que el traductor también sea creador. "Cuando se traduce un soneto o una sextina, normalmente se mantiene el decasílabo, pero no la rima, para que ésta sería la forma más fácil de traicionar el original. Pero Brossa te obliga, porque él juega con la rima y , si no se mantiene, el poema muere ". En este sentido, "la creatividad del poeta es muy difícil de combinar con la literalidad".

"Todo traduciendo Brossa, con Alfonso hacíamos un tándem con las tareas repartidas -puntualiza Pradilla-: yo hacía una primera versión y él, como que domina los aspectos formales, lo remataba. Íbamos jugando, a veces días enteros", en el que ha resultado ser un equipo colaborativo prácticamente perfecto, reivindicado por el mismo Brossa como quien mejor ha trasladado sus poemas al castellano. Guerrero lo tiene claro: "en el caso de Brossa, el traductor debe ser también poeta. Si no, es imposible hacerlo bien".

Su traductor al francés, Marc Audí hace memoria de cuál fue su primer encuentro con Brossa, como lector: "fue por medio de la poesía visual, que ya me atraía desde muy pequeño". Más adelante, vino la poesía escrita. "Recuerdo haber comprado el año 2011 los Romancets del Dragolí. Yo vivía en Francia y tenía el catalán como cosa subsidiaria y me pareció que aquel título, tan salido del Cavall fort, anunciaba por donde iba el libro. Pero quedé absolutamente fascinado ".

Una lengua "altamente popular, erudita y sabia"

Audí quedó impregnado de la cultura "de esta lengua altamente popular, altamente erudita y sabia de Brossa. En él, la lengua no fluye fácilmente, al contrario. A Em va fer Joan Brossa, no hay nada que sea la lengua cotidiana . Todo es la lengua menestral, pero con la particularidad de estar muy trabada ". Una vez pasada la primera lectura, Audí alcanza Sumario astral, que más adelante pudo traducir al francés. "Para mí, es su punto álgido poético".

"Cuando traduces Brossa existe la tentación de ser extraordinariamente fiel al catalán. Y esto da un francés que no tiene ningún tipo de interés, como he constatado. Tienes que dar a la lengua un carácter un poco pasado". Como ocurre con el catalán: el de Brossa no es el mismo de ahora. "Como tampoco lo puede ser el francés: debería ser un poco el de hace 30 o 40 años, y aquí sí que he tenido ayuda de amigos".

"La lengua de Brossa son aquellas verdades absolutas que son acertijos permanentes -explica-. Pero tampoco es una lengua delirante, sino que es algo muy controlada". Cuando el traduces, debes saber restituir ese registro sin que parezca ridículo. "La lengua de Brossa no es de serpentina y confeti, es muy descriptiva, muy arraigada en lo que está pasando. La tienes que restituir en francés sin que parezcan o bien unas instrucciones de una lavadora o bien algo ocurrente. Personalmente, me ha ido muy bien tener amigos franceses de pura cepa y de una cierta edad que me han ayudado a restituir un francés de los años 60. Es el carácter, la lengua misma, el léxico y la sintaxis ". Audí, de hecho, confiesa haberse encontrado "un poco joven" en algunas cosas de Brossa, como los Striptís.

La vida: magia y "perfomance"

"Descubrí Joan Brossa en la universidad", recuerda Alegre. "El contacto personal con él vino después, en mi caso a través de diversas entrevistas". "A nosotros no nos lo presentó nadie -añade Pradilla-. Simplemente, lo fuimos a ver a su casa, también lo visitamos en su famoso estudio, y le presentamos lo que hacíamos, sin interlocutor. Me sorprendió que siempre tenía las llaves puestas en la cerradura ".

"Hablar de Brossa es hablar de muchas cosas, de vivencias, de miles de anécdotas", retoma Alegre. "Entendía la vida como performance, magia y diversión. Siempre te invitaba a mil cosas. Recuerdo un viernes de ceniza, en una mesa redonda, donde estábamos nosotros, en Catalán-Roca, el Mago Hausson y su mujer, disfrazada de Caperucita roja con cesta ". "También había una geisha y una monja, no disfrazadas, sino auténticas", añade Pradilla. "Brossa parecía que convocaba la magia y la poesía a la realidad. Recuerdo que al lado de nuestra mesa redonda había un reservado con dos guardaespaldas, porque dentro había un ministro. Era fascinante, provocaba situaciones únicas e imprevisibles".

La vigencia extraordinaria de Brossa

Brossa es un autor poliédrico y complejo: diseñador, cartelista, artista, dramaturgo, poeta. Su obra está suficientemente valorada en la actualidad? "Desde Francia, no", Entoma Audí. "Es conocido por quien lo ha de conocer de la poesía experimental. Pero, a ver: quien conoce Verdaguer o Maragall, en Francia? Nadie. Realmente, tampoco los podemos acusar de obviarlo. Hay cosas traducidas que no circulan , y esto es así. y la gente que conoce Brossa en Francia es a través de su obra visual ".

"En España y en América Latina, Brossa ha tenido una buena difusión", explica Guerrero. "Pero también es cierto que es más conocido del artista visual que su poesía escrita. Es poco conocido por la dimensión de su obra. También tiene mucha obra traducida en portugués, con Roland Polito que ha hecho un gran trabajo" , remarca Bordons.

En todo caso, sí hay un consenso extraordinario en considerar su obra plenamente vigente y actual. "Hay cosas que son muy vigentes porque él sabe hacerte sentir inteligente -explica Audi-. Brossa tiene la capacidad de controlar mucho su poema y de abrirlo al lector, es una poesía que t'interpela. pero también hay que señalar que hay una poesía que ahora está muy pasada, como por ejemplo Las odas sáficas, que son extraordinarias, pero no vigentes. Ep, no tiene porque ser todo vigente, no pasa nada! ".

En cuanto al legado, Brossa es muy vivo. "Nadie me ha explicado tan bien Brossa como Perejaume en la conferencia que hizo en el II Simposio. Y también Casasses, que sacó el personaje que se había hecho él, tan desagradable", dice Audí. "Quien mejor nos explicó Brossa son dos poetas. Hay continuidad? Hombre, es evidente. La generación joven, tan intertextual -María Sevilla, María Cabrera, Raquel Santanera, Pol Guasch-, todos hacen recopilaciones con cinco epígrafes, citas a el interior, agradecimientos, salidas, etc. el Brossa aparece menos en estos jóvenes, cierto. Pero si los vas a ver al Horiginal te dicen que les ha influido. Todos ellos hablan como un clásico ".

"El diálogo de Brossa trascendía la poesía -detalla Alegre-. Músicos, artistas, diseñadores. Esto lo hacía muy diferente. Este diálogo con las artes lo hacía también muy importante y potente. Y, también, que Brossa odiaba la pedantería". Después de todo, aspectos que detallan la excepcionalidad de un autor cercano e intenso, popular y complejo, poderoso y preciso, con un pie en el futuro y el otro a la tradición, tal como certifican Victoria Pradilla, Alfonso Alegre, Marc Audí, Manuel Guerrero y Gloria Bordons lo largo de esta conversación que demuestra la vigencia de Joan Brossa. Singular, imprevisible, irrepetible.

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