Miró reunía en sus estudios diferentes objetos para crear un ambiente poético inspirador para la creación pictórica. A menudo se trataba de herramientas agrícolas originarias de Cataluña y Mallorca, o trozos de madera que encontraba paseando por las afueras de Mont-roig o Cala Major, donde tenía sus estudios. Con el tiempo, estos mismos objetos contribuyeron a la construcción de un vocabulario escultórico impregnado de poesía, y se erigieron como inspiración para creaciones escultóricas autónomas, independientes de la pintura.
Aunque las esculturas están basadas en objetos, representan inevitablemente figuras que recuerdan mujeres, pájaros, rostros y animales. Miró mezclaba los elementos modelados con montajes de objetos, fundiendo finalmente el conjunto, y consiguiendo así el doble efecto de unificar materiales y objetos, y de darles la nobleza y perdurabilidad de la escultura de tradición fundida en bronce.
Todas las esculturas reunidas en la exposición 'Petits bronzes (1949-1981)' están listadas en el catálogo razonado 'Miró Sculptures (1928-1982)', realizado por Emilio Fernández Miró y Pilar Ortega Chapel, y editado por la Galerie Lelong y Sucesión miro.